
Si quedaba alguna duda de que Luis Alberto Spinetta es el artista más grande del rock argentino (lo de nacional es un invento de la dictadura, no me gusta, suena muy Mega) ayer el Flaco la sepultó por completo. No voy a hacer una crónica sobre el recital, para eso están los diarios, el Bebe Contepomi y miles de blogs mucho más interesantes que este. Ayer fui la persona más feliz del mundo. En más de un momento se me erizó la piel y si no fuera por mi exceso de racionalismo hubiera llorado desconsoladamente. A continuación solamente voy a escribir algunas breves impresiones sobre el recital que, permítanme decirlo, fue el mejor al que asistí en mi vida.
Un anacoreta en el VIP. Siempre me pregunté el verdadero sentido de la existencia del sector VIP. Probablemente esto se deba a que las empresas organizadoras de recitales sacan un rédito mucho más grande. Ayer fui por primera vez a VIP y además de cruzarme con grandes artistas como: Nicolás Pauls, Alejandro Rozitchner (amigo de Spinetta) y su novia hippie, Boi Olmi, el pelilargo de Cablín cuyo nombre no recuerdo, el guitarrista de Fútbol (gran banda del under porteño), y ser guiado hasta mi asiento por una morocha impresionante, pude disfrutar del recital cómodamente. Salvo por el detalle de que las sillas estaban atadas de a dos y uno no podía moverse. Pero bueno, eso supongo que habrá sido más problema para la rubia infernal que se sentó al lado mío.
Un mañana. El Flaco abrió el recital, luego de una hora de espera, con su banda actual. La solidez del baterista Sergio Verdinelli y la hermosa bajista Nerina Nicotra, acompañadas por los teclados de “el maestro” Claudio Cardone, y por momentos del Mono Fontana, no tienen nada que envidiarle a las bandas eternas. Abrieron con “Mi elemento” y después hicieron “Tu vuelo al fin”.
Spinetta Jade. Si bien esta fue la única banda que no volvió a reunirse verdaderamente ya que sus integrantes subieron al escenario separadamente, hubo un set con Juan del Barrio (“¿de qué barrio es?”, preguntó mi hermano) en el que hicieron temas del primer disco de Jade. Este fue el primer momento del recital en el que se me comenzaron a erizar los pelos de la piel y supe que estaba asistiendo a algo verdaderamente grande. Los temas que interpretaron fueron “Sombras en los álamos” y “Alma de diamante”. También haría algunos temas a dúo con Diego Rapoport, entre ellos “Ella” del disco Kamikaze (hay una versión espectacular del trío femenino No lo soporto), y un set a dúo con Leo Sujatovich con temas del disco
Bajo Belgrano (“Era de uranio”, “Vida siempre” y “Maribel se durmió”). También haría algunos temas a dúo con el eterno Mono Fontana que recordaron a los años de
Acusticazo, show que montó Spinetta algunos años atrás en el que interpretaba temas de toda su carrera de forma acústica, y que llevó al Teatro Colón en dos oportunidades.
Homenajes. Aunque la noche de ayer fue en especial un homenaje al Flaco y a sus cuarenta años de carrera, también hubo momentos para homenajear a otros artistas. Primero hizo “Mariposa de madera” de Miguel Abuelo y confesó que, aunque no adrede, “Muchacha ojos de papel” había sido una copia de esta canción. Después hizo “Adonde esta la libertad” de Pappo, acompañado por Juanse en la voz. Cuando subió al escenario la gente empezó a corear “¡Pomelo, Pomelo!” y por un momento creí que el que había subido al escenario era Capusotto. También subió Fito Páez para hacer “Las cosas tienen movimiento”, una canción suya que el Flaco suele hacer en vivo. Beto Satragni, bajista de Jade, subió para hacer “El rey lloró” de Lito Nebbia. Valentino y Dante Spinetta (groso violero) hicieron “Necesito un amor” de Javier Martinez en versión rap. Gustavo Cerati subió para hacer “Té para tres”, tema que ya habían tocado juntos en vivo cuando Cerati tocó en Pampa y Figueroa Alcorta. Además hizo “Filosofía barata y zapatos de goma”, una canción con un tinte bastante spinetteano, de Charly García y después subió el bicolor para hacer “Rezo por vos”.
Para los de campo que lo miran por TV. El recital tuvo varios intervalos para cambiar los instrumentos. En uno de ellos una persona que estaba en el campo intentó colarse al VIP. Aparentemente un patovica lo agarró y le dio una buena golpiza. La gente empezó a corear: “Hijo de puta…”. Al rato la gente (los que estaban en el campo) empezó a cantar: “El que no salta es del vip”. Yo obviamente, no salté. Estaba muy cómodamente sentado. Enseguida fueron con otro cantito: “Votaste a Macri, la puta que lo parió”. Respuesta: no, no vote a Macri, simplemente me gusta Spinetta y pagué un poco más para disfrutar tranquilo del recital y no con un pelotudo al lado como usted. Aclaración: no dije eso, pero lo pensé y también pensé otras cosas más, pero me lo guardo.
Artaud. Luego de interpretar “Té para tres” de Soda Stéreo, subió el hermano de Luis, Gustavo Spinetta para interpretar “Bajan” y “Cementerio club”. Estos dos temas pertenecen a
Artaud, disco que aunque está firmado como Pescado Rabioso, es un disco solista de Spinetta y en el que grabaron, además de algunos músicos de Pescado, su hermano Gustavo y sus ex compañeros de Almendra. “Cemenerio club” sonó espectacular con un sonido muy fiel al del disco de 1974.
Spinetta frontman. Muchos se imaginan que Spinetta, tal vez por la complejidad de su música o su lirismo, es un tipo serio y aburrido. En verdad esto no es así y quien lo ha visto en vivo sabe que tiene un genial sentido del humor. De todos modos ayer me sorprendió por su facilidad para dialogar con el público teniendo en cuenta que el Flaco suele tocar en lugares más chicos, de hecho no sé si esta era la primera vez que hacía un recital en un estadio. Y bueno, Spinetta es… un genio.
Las bandas eternas I. La primer banda eterna en reunirse en el escenario fue Los Socios del desierto, tal vez la banda con perfil más bajo que tuvo el Flaco, con la que tocaba en teatros chicos, pero una de las mejores claramente. Primero homenajearon al Tuerto Wirtz, gran baterista de los Socios que murió en el 2008. El lugar de la batería lo ocupó Javier Malosetti. Hicieron “San Cristoforo”, “Bosnia” y “Nasty people”.
Las bandas eternas II. Después fue el turno de Invisible. “La cagada de este recital es que todo el tiempo vas a querer que venga la otra parte”, dijo mi hermano antes de que empezara el show (aclaración: mi hermano fue a campo). Era inevitable estar escuchando Jade y no decir: “uy, ahora viene Invisible”, “uy, después viene Pescado”. Creo que de todas las bandas eternas es la que más quería volver a escuchar. Pero no creo que haya sido la mejor. Seguramente porque los temas son mucho más complejos que los de Pescado y Almendra. Además la mayoría de las canciones, salvo en
El jardín de los presentes, tienen una influencia progresiva y de jazz-rock que pertenecen a la época en la que tocaron y que son difíciles de reproducir de la misma manera hoy (o tal vez porque en esa época el Flaco se las pasaba tomando ácido). También es verdad que es muy diferente tocar en una formación trío donde no están los arreglos de teclados o de otras guitarras. Eso no quita que varias personas (entre ellas yo) se hayan dado el gusto de escuchar una banda que jamás imaginaron que escucharían: los redobles de Pomo, la voz agudísima de Machi (que se mantiene intacta), el bajo pesado, esas canciones interminables con mil cambios de ritmo y riffs impresionantes. Bueno, sueño cumplido. Hicieron “Durazno sangrando”, “Jugo de lúcuma” (1.Sonó igual que en el disco, 2.Nunca creí que iban a tocar este tema, 3. ¡Grande Flaco!), “Niño condenado”, “Lo que nos ocupa es esa abuela (la conciencia que regula el mundo)”. Cerraron con “Amor de primavera” (de Tanguito) acompañados por Lito Epumer, mi guitarrista favorito y gran olvidado del rock, ex Madre atómica y Jade, que actualmente toca en un trío de jazz-rock y blues con Machi Rufino.
Las bandas eternas III. Llegó el turno de Pescado. A mi gusto fue una de las bandas que mejor sonó, si bien el sonido de Almendra fue muy fiel al de su época. Black Amaya la rompió en la batería con sus bases simples y bien firmes, Cutaia subido a un órgano antiguo, bien fiel a las épocas de Pescado, le dio sin miedo, Lebón ascendió a la guitarra. Los acompañó Guillermo Vadalá en bajo. Abrieron con “Poseído del alba” y después hicieron “Mañana o pasado” que cantó Lebón, ambos temas del disco
Pescado 2. Después hicieron “Serpiente (viaja por la sal)” y “Credulidad”. Y no podían faltar los potentes “Me gusta ese tajo”, con participación de Bocón Frascino en guitarra (¿el Angus Young argentino?) y “Post-crucifixión”.
Las bandas eternas IV. Seguramente esta fue la banda más importante de Spinetta. Por haber sido la primera, una de las bandas fundacionales del rock, y además la banda que lo vio crecer. Por eso, a mi me dio la sensación de que el regreso más ansiado para el Flaco era este. Subieron al escenario de a uno: Emilio Del Guercio con una gorra, Edelmiro Molinari con una barba larguísima blanca y Rodolfo García con el pelo blanco que le cubría toda la espalda. Abrieron con “Color humano”. Apenas Edelmiro empezó a tocar la melodía distorsionada me di cuenta que es uno de los mejores guitarristas de nuestro rock. Están los guitarristas que son buenos pero que no son únicos, es decir que pueden ser imitados con un poco de estudio. Después están los genios como Hendrix que son únicos, que nunca nadie los va a poder igualar por más que estudie diez horas al día. Edelmiro es uno de ellos. Después hicieron “Fermín” cantada por Emilio Del Guercio. Una cosa que siempre pensé mientras escuchaba los discos de Almendra es que todos tenían una voz parecida. La voz de Edelmiro es un poco más grave, pero Emilio y Spinetta, más aún en esos años, tenían un estilo muy similar. Después vino “A esos hombres tristes”, el tema que más me gusta de Almendra. El principio de batería y como entra la guitarra de Edelmiro me rompe la cabeza. Hubo tiempo para “Hermano perro” y al final pasó lo que nunca me había imaginado: ¡el Flaco volvió a tocar “Muchacha ojos de papel”! Spinetta agarró la acústica, le dedicó la canción a su madre y acompañado por el excelente coro de sus viejos compañeros interpretó la canción que supo ser publicidad de una marca de jabón en los sesenta (¡se imaginan a Axel convirtiéndose en Spinetta!). Lejos, fue la mejor canción de la noche. Casi lloro. Pero todavía no terminaba.
Mañana es mejor. Todos sabemos que Spinetta es un tipo al que le gusta ir para adelante. Por más buenos discos que haya hecho eso no lo deja tranquilo y siempre busca progresar musicalmente. De hecho, en mi opinión
Para los árboles es uno de los mejores discos de su carrera. Después de la increíble vuelta de sus bandas eternas Spinetta volvió al escenario para hacer canciones nuevas. Tocó “8 de Octubre” junto a Ricardo Mollo, dedicado a las víctimas de la Tragedia de Santa Fé. Aprovechó para mandarles un “fuck up” a los de Rolling Stone. Este gesto me pareció un gesto innecesario, es entendible el enojo de Spinetta a quien además no le gusta mucho figurar en las revistas, pero tampoco esta revista es tan importante para que cincuenta mil personas le hagan fuck you. Finalmente tocó los hits “Seguir viviendo sin tu amor”, “Yo quiero ver un tren” y “No te alejes tanto” (solo impresionante de Baltasar Comotto). Pudiese haber tocado cincuenta temas más si quería y la gente lo hubiese escuchado impasible, ¡si lo escucharon por cinco horas y media! Solo Spinetta puede lograr eso. Y ayer se consagró como el artista más grande del rock argentino. De eso no quedan dudas.