lunes, 14 de diciembre de 2009

ROCK Y LOCURA: SYD BARRETT


Empecemos por la foto. Syd Barrett mira a la cámara, mira al fotógrafo Barry Plummer, nos mira a nosotros, mira al mundo, mira a los cuerdos, mira a la gente normal (no podría afirmar eso de mi mismo). El pelo desprolijo oculta esos ojos que en sí mismos representan un enigma. Esos ojos negros, o violetas como los describe una vieja novia del ex Pink Floyd, “como agujeros en el cielo”, como dice la letra de “Shine on you crazy diamond”. Podríamos hacer un recorrido entero por la carrera y la vida de Syd Barrett a partir de esta canción que grabó Pink Floyd en el año 1975, luego de su partida del grupo. Hay una anécdota que dice que durante la grabación de este tema se apareció en el estudio un hombre gordo y pelado que tenía las cejas afeitadas. Ese hombre, dicen, era el mismo Barrett que comenzó a dar saltos en el aire ante el espanto de sus ex compañeros.
Pero vayamos por partes. La letra comienza así: “¿Recuerda cuando eras joven? Brillabas como un sol, sigue brillando diamante loco. Hay una mirada en tus ojos, como agujeros en el cielo…”. Syd Barrett conoció a Roger Waters (Rogelio Aguas en criollo) mientras cursaban los estudios secundarios en el Cambridge High School. Este lo invitó a unirse a su grupo The Abdabs, en el que ya tocaba el tecladista Rick Wright. Más tarde sería el mismo Barrett quien propusiera el nombre Pink Floyd inspirado en los nombres de dos viejas glorias del blues (Syd Barrett era un gran blusero): Pink Anderson y Floyd Council. Pese a su corta permanencia en la banda Barrett dejó una huella importante en esa primera etapa del grupo. El primer simple que grabó Pink Floyd para EMI es “Arnold love”, tema compuesto por él. Es una extraña historia pensando en el contexto histórico: Inglaterra, año 1967. Trata sobre una persona que se paseaba por los jardines ingleses robando las bombachas de las mujeres. Y según dicen fue inspirada en un hecho real. “Ahora lo han agarrado, un tipo desagradable, lo han encerrado, portazo de puertas, grupo de presos encadenados”, dice la letra. Esa lírica resultaba totalmente inusual para la época e iba acompañada de unos ritmos hipnóticos. Era la época de Sargent Pepper’s y la psicodelia, pero Floyd estaba un paso adelantado y no tardó en hacerse un lugar en el movimiento underground británico. Especialmente a partir del segundo simple, “See Emily play” (¡el video clip es un delirio!). Rápidamente grabaron su primer álbum The piper at the gates of dawn. Este disco es el punto más alto en la carrera de Syd Barrett que luego comenzaría a perderse, especialmente por su gran afición al LSD, y terminaría siendo desplazado del grupo. Este disco compuesto en su totalidad por Barrett (excepto “Take up thy stehoscope and walk” que pertenece a Roger Waters) nos deja algunas gemas inolvidables para la historia del rock. Abre con “Astronomy domine” cuya letra es totalmente lisérgica. Dice: “Una lucha entre el azul que una vez conociste, flotando hacia abajo, el sonido resuena alrededor de las aguas heladas y subterráneas”. Después tiene otras canciones más simples como “Bike” que es imposible no compararla con los primeros trabajos de Blur. A pesar de su aparente banalidad (“Tengo una bicicleta, úsala si quieres, tiene una cesta, un timbre que suena y cosas que la embellecen”) deja mensajes muy profundos como: “Eres la clase de chica que encaja en mi mundo”. Barrett ya nos habla sobre un mundo al que él pertenece, totalmente ajeno al mundo corriente.
Volvamos a la canción de Floyd que habla sobre ese diamante loco que nunca dejaría de brillar, pese a su ostracismo. La letra sigue: “Te agarró el fuego cruzado de la infancia y el estrellato, llevado por el viento de acero, vamos tú, blanco de risas lejanas, vamos tú, desconocido, leyenda, mártir, y brilla…”. ¿Queda alguna duda de que la canción habla sobre Barrett? El rápido ascenso a la popularidad que tuvo Pink Floyd no pudo ser soportado por él que empezó a mostrar síntomas que lo situaban al borde de la locura. Ya no podía seguir al mismo ritmo que sus compañeros. En una gira por Estados Unidos, en 1968, durante un concierto dejó de tocar la guitarra y se quedó mirando al vacío. La gira tuvo que ser suspendida y comenzaron a preguntarse si Barrett podía seguir tocando. El problema es que él era el principal compositor del grupo. Al principio se sugirió la posibilidad de que su función quedara relegada a la composición y que participara de las grabaciones, pero que no fuera a las giras. Finalmente se incorporó al guitarrista David Gilmour que durante un tiempo hizo de rueda de auxilio a las locuras de Barrett. Tocaba y cantaba todas las partes que le correspondían a Barrett mientras este se paseaba por el escenario y tocaba algo solo cuando tenía ganas. Pero esta alternativa no fue viable por mucho tiempo y un día salieron de gira sin él. Su último aporte directo a la banda sería la composición de “Jugband blues”, que está en el segundo disco de Floyd, A saucerful of secrets. En esta pieza Barrett deja algunos mensajes sobre las cosas que sentía en ese momento, y que lo seguirían acechando por muchos años: “Te agradezco que pienses que estoy aquí, pero estoy obligado a dejarte en claro que no estoy aquí”. Ya no estaba ahí y probablemente no le importaba en lo más mínimo lo que ocurría a su alrededor. Su búsqueda ya no era musical. Su aislación es más gráfica en esta frase de la misma canción: “Me pregunto quién estará componiendo esta canción”. Hay otra canción que no llegó a ser editada, “Vegetable man”, en la que su búsqueda interior queda claramente reflejada: “He estado buscando por todas partes un lugar para mí, pero no está en ninguna parte”.

Pero la carrera de Syd Barrett no se termina acá. En 1969 el músico se contactó con EMI y les propuso grabar un disco solista. Este trabajo se llamó The madcap laughs y lo produjo su amigo David Gilmour quien lo había reemplazado en Pink Floyd. Fue él quien sugirió que los temas fueran grabados sin mucha instrumentación, por eso en la mayoría de las canciones sólo se escucha la guitarra telecaster y la voz (Jerry Shirley de Humble Pie toca la batería en algunos temas). Esto nos permite concentrarnos en las letras y en el genio de Barrett. Algunas canciones alcanzan un nivel de delirio estratosférico. El disco abre con “Terrapin” una balada tristona que dice: “No te veo, pero me encantaría, vuelo por encima de ti”. Deja otras canciones para el recuerdo como “Dark globe”, en la que canta al borde de desafinar sin más acompañamiento que una guitarra acústica: “Solamente soy una persona con una cabeza de esquimal, tatué mi cerebro por todos lados, ¿no me extrañarías? ¿no me extrañarías para nada?”. The madcap laughs tiene algunos temas donde la quimera llega al borde de lo incomprensible como “If it’s in you” (“¿Has pensado en esto? Yo soy ñam ñam y no ñam ñam ñam”) o “Octopus”. Además hay un poema de James Joyce, “Golden hair”. Dentro de su simplicidad es un buen disco en el que el genio de Syd Barrett se nos manifiesta al desnudo. Algo que por momentos se vuelve inquietante.

En 1970 grabaría su último disco solista titulado simplemente "Barrett" (las moscas de la tapa las pintó él) antes de volver a la casa de su madre en Cambridge en la que permanecería recluido por largos años, salvo algunas cortas interrupciones. De este álbum, mucho más arreglado y también producido por David Gilmour, se destaca “Dominoes”, una canción de amor con una letra impresionante: “Tu y yo, tu y yo, y domino”. Y “Waving my armas in the air”: “Ondeo mis brazos en el aire, el amor, mi amor no me preocupa”. Después de esto salvo algunas breves apariciones como la banda The Stars que formó en Cambridge y a la que dejaría plantada en medio de un recital, y aquella inesperada aparición en los estudios donde grababa Pink Floyd, Syd Barrett se recluyó en su ostracismo. Cuando vivía con su madre en Cambridge su viejo amigo, el fotógrafo Mike Rock, le sacaría algunas fotos. Después no hay muchos más registros. Aunque su figura nunca desapareció y siempre estuvo dando vueltas en el aire en toda la obra de Pink Floyd. Además de las canciones “Wish you were here” y “Shine on you crazy diamond”, la figura de su viejo amigo también inspiró obras como Dark side of the moon y The wall. El protagonista de “The Wall” interpretado por Bob Geldof en la famosa película que dirigió Alan Parker está claramente inspirado en Syd Barrett. Roger Waters cuenta que cuando Barrett se había mudado a Londres por 1975 un día fue a su apartamento y encontró a su amigo en un estado deplorable. Eso es la escena de la película en la que hay un plano donde un cigarrillo se va consumiendo entre los dedos del protagonista y la cámara hace un zoom hasta perderse en la oscuridad de esos ojos que son “como agujeros negros”.
Syd Barrett murió el 7 de julio de 2006 de un cáncer pancreático. Les dejo un video del tema "See Emily play", uno de los primeros simples de Pink Floyd del año 1967 cuando Syd Barrett todavía formaba parte de la banda. ¡No se asusten!


Acá les dejo otro video que encontré en Youtube. Es un fragmento de una película de 1967 filmada por Peter Whitehead en la que registra un recital de Pink Floyd en el UFO Nightclub. Participa Yoko Ono y en una escena puede verse a un Lennon en pleno Pepper's dando vueltas entre el público. Una pregunta: ¿Pink Floyd inventó la música electrónica?


6 comentarios:

el nuevo dijo...

Muy bueno, a mi me encanta el tema Love song, es muy simple pero tiene cambios de acordes en momentos en que no te lo esperas y hace difícil de seguir. Es algo que rescato mucho de él, simples complejidades.
Hay una película dirigida por yoko ono de media hora sobre un recital de Pink Floyd con Syd (creo que es en UFO el lugar)y entre la gente está John Lennon.

El anacoreta dijo...

Gracias por el dato, ya subí un videito. Es impresionante, la gente baila extasiada, nada que envidiarle a Cramfields...

Saludos

Unknown dijo...

Un día entré en una habitación, y un desquiciado sacó de un armario The Piper at The Gates of Dawn (40º Aniversario), la edición que incluye el libro de producciones artísticas de Barrett -probablemente estuvo sin comer un mes-. Quedé extasiada, había estado oculto 5 meses. Cuando lo sacamos a la luz, brilló. Me saca de quicio la genialidad del elefante efervescente. Sus pinturas asoman un complejo de art brut, y es sencillamente fuera de serie.

Hoy es un día para escuchar Pink Floyd, al menos en la zona sur de bsas.

Saludos, que viva el loco rock.
Que viva Barrett.

valeria dijo...

La verdad es que no sé por dónde comenzar y lo más adecuado creo que es comenzar por felicitarte, por tu amplio conocimiento acerca de este Diamante Loco que muchas veces nos sacudió la cabeza con su locura tan brillante, que aún sigue brillando en nuestra alma cada vez que nos deleitamos con The Piper o con algunas de sus psicodélicas producciones como solista. Pese a todos sus problemas creo que no podríamos degustar de la trayectoria de Floyd si él no hubiera marcado un comienzo, un comienzo un poco extraño pero al fin y al cabo un comienzo...de una historia sin fin, de un viaje de ida para todos aquellos que no podemos dejar de deleitarnos con una banda tan intensa como lo es Pink Floyd.

Anónimo dijo...

Esta super padre *u* aww
me encanto & muchísimas gracias por
tu amplia información ♥
Buena vibra

Anónimo dijo...

Basta información, prosa limpia y ligera, y reflexiones brillantes, hace tiempo que no leía algo tan bueno. Felicitaciones