martes, 26 de enero de 2010

SAYONARA Y UN DISCO DE PEZ


Ver una película mientras se escucha un disco no es algo muy usual, pero es algo que recomiendo ampliamente. El otro día puse el disco Los orfebres de Pez y me senté en el sillón. Enfrente estaba el televisor, estaba apagado. De golpe sentí un llamado, como si el aparato me pidiera a gritos que lo prendiera, aunque ya compenetrado con la música oscura de Los orfebres no quería ver un partido de fútbol repetido o a Roberto Fort en zunga en la playa. Por eso empecé a hacer zapping en busca de alguna película que le sirviera de “banda de imágenes” o de fondo a la música de Pez. En eso me encontré con un joven Marlon Brando que, vestido con un impecable uniforme militar, flirteaba con una actriz que no supe identificar. La película era Sayonara, un film de 1957, dirigido por Joshua Logan. Al principio la deje de fondo sin prestarle mucha atención. Estaba completamente compenetrado con el disco de Pez.
Los orfebres es un disco que se disfruta más si se lo escucha de principio a fin. Cada tema por separado no vale tanto como la obra en su conjunto. Creo que pasa algo similar con la mayoría de los discos de Pink Floyd. Los primeros temas del disco la rompen. Empieza con "Los orfebres", un tema con una introducción instrumental larguísima, donde ya se siente la impronta progresiva. En ese sentido este disco recuerda en muchos aspectos a Folklore, aunque tiene mucho menos producción y está grabado en vivo lo que le da un sonido mucho más crudo. En cierto momento la temática existencialista y anticatólica del disco cansa y parece como si Ariel Minimal se hubiese comido a Sartre antes de ponerse a componer. Sin embargo hay algunas canciones impresionantes como “Ultimo acto”, “Ni discos de Bob”, “Confuso como un héroe”, “Rey, verdugo y esclavo” y “Existencialista”. Ahora volvamos al film de Marlon Brando. Por un momento seguí la música de Pez dejando la película en un muy segundo plano. Las imágenes parecían hechas sin embargo para ser proyectadas junto a la música de Los orfebres. Me imagine un recital de la banda de Ariel Minimal con la película de Joshua Logan proyectada en el fondo del escenario. No le prestaba atención al argumento de la película. Sólo eran algunos militares, estadounidenses probablemente, y un par de japonesas paseándose por los jardines. Y gloriosos primeros planos de Marlon Brando, claro. Pero en algún momento la música pasó a un plano secundario. En la parte inferior de la pantalla podía leerse el subtitulado, entonces empecé a seguir los diálogos por simple curiosidad, o tal vez era otro llamado del televisor en este caso diciéndome: “lee el subtítulo, flaco”. La escena era la siguiente. El personaje de Marlon Brando, Lloyd Gruver, asiste al casamiento de un colega suyo, Kelly, con una japonesa. De pronto aparece una coreana que deslumbra a Brando. Se llama Hana Ogi y es cantante y bailarina. A partir de ahí Gruver hace todo lo posible para conocerla, se la pasa persiguiéndola por los jardines, hasta que consigue una cita con ella en la casa de Kelly y su esposa. A partir de ahí comienzan un romance que mantienen en secreto. El escenario de la película es la guerra de Corea. Estos militares norteamericanos están pasando un tiempo de descanso en Japón. Promediando el final de la película (a todo esto el disco de Pez había terminado y subí el volumen del televisor) le llega un comunicado de las fuerzas armadas a Kelly donde dice que debe retornar a los Estados Unidos. Son muchos los oficiales que se habían casado con japonesas y las fuerzas armadas prohibían el contacto con los nativos. Gruver se da cuenta de este plan y hace todo lo posible para que hagan una excepción con su amigo. Hay una escena increíble donde Gruver y Kelly asisten con sus parejas a ver una representación de títeres donde los amantes se matan entre sí porque su amor no era posible. Gruver no puede hacer nada para impedir el traslado de su amigo. La escena finaliza con los cuerpos de Kelly y su esposa japonesa bañados en sangre. Hasta aquí parecería una tragedia griega. Pero no olvidemos que estamos en Hollywood.
Lo más importante que nos deja la película es la representación del choque de dos culturas. Hay una frase de Hermann Hesse, de El lobo estepario, que encaja perfecto con el desenlace de la historia de amor entre Kelly y su esposa: “La vida humana se convierte en verdadero dolor, en verdadero infierno sólo allí donde dos épocas, dos culturas o religiones se entrecruzan”. Pero estamos en Hollywood y el desenlace del amorío entre Gruver y Hana Ogi no podía ser el mismo que el de sus amigos. Gruver va a volver a Estados Unidos, Hana Ogi se va a quedar en Japón con la compañía teatral a la cual pertenece. Pero luego de un tiempo el personaje de Marlon Brando vuelve a Japón y asiste a una obra de su ex amante donde le pide matrimonio. Cuando salen una multitud los espera, entre ellos hay algunos periodistas. El final es impresionante. Uno de los periodistas le pregunta a Gruver qué tiene para decirles a los japoneses. El personaje de Marlon Brando responde: “Dígales que les decimos sayonara”. En japonés quiere decir adiós.

4 comentarios:

el nuevo dijo...

Buena película parece,v eré de verla. En cuanto a Pez, una deuda que tengo. Hoy cuando llegue a casa veo si lo consigo.
Un abrazo.

valeria dijo...

Creo que últimamente ya no puedo escuchar canciones sueltas. La mayoría de las veces escucho los discos enteros. Escuchar una canción suelta de Pink Floyd me parece una herejía, en pocas bandas se aplica tan bien el teorema gestáltico “el todo es más que la suma de las partes”.
Que raro lo que te pasó con la música y la película! Parece que al final terminaste más compenetrado con la película que en un principio tan solo era un segundo plano. No la conozco, pero quizás la descargue.
Hesse y El Lobo Estepario… ¡qué obra maestra! Me acabás de recordar que tengo que leer más sobre ese autor…
Esta sincronización que marcaste en algún punto entre la película y la música me recordó al fenómeno Dark Side Of The Rainbow, fenómeno que siempre me tuvo intrigada… ¿realmente creés que no fue intencional de la banda terrible sincronicidad?

PD: Por favor! Hacer anuncios y pegarlos por todas las calles… ¿A dónde se han escapado Utopía con todos sus ciudadanos tan “felices”?

Anónimo dijo...

Pez es impresionante, es una de las mejores bandas del under. Los orfebres no es el disco que mas me gusta. Prefiero el ultimo, El porvenir, tiene mas vidas, no es tan oscuro, las letras son mejores, el tema Roma me encanta...
No vi la peli esa, pero aguante Marlon Brando!!

un abrazo

El anacoreta dijo...

Esta muy bueno el disco "Los orfebres", el ultimo no me gusta tanto, me parece que estan como vovlviendo a lo que hacian al principio, une stilo mas punky por llamarlo de alguna manera, aunque ahora tocan mucho mejor... El mejor de los discos de Pez en mi opinion es "Hoy".
En cuanto a lo de los discos, Val, esta bueno lo que decis, tenemos que luchar para que no se acabe la industria de los discos. Hoy la mayoria de la gente escucha mp3 entonces no sabe ni lo que es un disco, piensan que el que los compra es un estupido, pero yo todavia disfruto cuando me compro un disco, abro el librito, leo las letras, y especialmente escuchar un disco entero, de principio a fin, y si, "el todo es mas que la suma de las partes".
Hesse es un genio, "El lobo estepario" lo lei dos veces, es con el que mas me senti identificado, tal vez salio de ahi eso de "el anacoreta". Despues "Demian", "Sidharta" tambien son muy buenos. Siempre le tuve miedo a "El juego de los abalorios" pero calculo que pronto lo agarrare. "Narciso y Goldmundo" es otro que dicen que es muy bueno, pero no lo lei aun.
¿Qué es eso de Dark side of the rainbow?

Bueno, gracias por pasarse

Saludos

Manuel