jueves, 11 de marzo de 2010

Cagando en el baño de Beggar's banquet


¿Quién no estuvo alguna vez en un baño como el de la tapa de Beggar’s banquet de los Rolling Stones? Puede que en un bar de mala muerte (aunque por más cheto que sea el bar, los baños siempre son una mierda), en una estación de servicio en medio de la ruta, en un local de McDonald’s o en la mismísima Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Pero todos se colgaron alguna vez sentados en algún baño público leyendo las consignas más absurdas. Cada lugar tiene su propio estilo, por ejemplo son usuales las confesiones ultraderechistas en los baños de la facultad de sociales o las declaraciones de amor en los baños de los bares. Incluso existen escritos sociológicos que estudian los cambios culturales de la sociedad a partir de los graffitis de los baños. Enserio, no es joda, hay gente que se ha pasado horas sentada en el wáter recopilando y analizando frases tan ingeniosas como “soy gay y me la como, llamame a este número” o “seguí esta flecha… el que sigue este flecha es puto” o “Racing capo” (generalmente a este tipo de graffitis se les adosa una flechita que dice: “vos sos de la B”). En fin, quedaría muy poético decir que este post tiene su génesis en el baño de un bar, que simplemente estaba cagando y chan, dije “tengo que hacer una reseña de Beggar’s banquet". Pero no, la historia es mucho más aburrida. Estuve leyendo una biografía de los Rolling Stones escrita por Stephen Davis, también biógrafo de Jim Morrison, y me dieron ganas de escribir algo sobre este disco, que junto a Sticky fingers es uno de mis preferidos de la discografía Stone.
Empecemos por la tapa. La imagen de la portada pertenece a Barry Feinstein y fue tomada en un taller mecánico de Los Ángeles. En ella aparecen inscripciones insultantes hechas por Mick Jagger y Keith Richards dirigidas a Allen Klein (el manager que cagó a los Beatles y a los Stones), Lyndon Johnson, los soldados estadunidenses. Hay una frase que apunta con una flecha hacia la cadena del inodoro que dice: “Bob Dylan dream”. Otros graffitis: “Ronald Reagan es puto”, “Zappa está en la cisterna”, “Dios se enrolla consigo mismo”, etcétera. Hay que aclarar que la edición original de este álbum que salió en 1968 no llevaba esta tapa (que se colocó cuando se hizo la reedición en Cd) ya que los directivos de Decca y de London Records la consideraron inapropiada. Esto provocó una puja con la banda que retrasó la salida a la calle del álbum por cuatro meses y que acabaría desgastando la relación con la discográfica con la que rompieron vínculo al año siguiente. Si nos remontamos hasta 1968 este hecho resulta un sacrilegio porque, hay que decirlo, las tapas de los Rolling Stones siempre fueron una mierda. Pero esta iba a ser la gran excepción y teniendo en cuenta la competencia que existía entre los Beatles y los Stones, esta portada podía significarles una victoria (al menos parcial) sobre El Album blanco (había que escuchar el disco nada más para cambiar de parecer). La tapa de la primera edición fue sustituida al final por una completamente blanca. Oh, extraña casualidad, ese mismo año salió El álbum blanco, justo un mes antes de la salida de Beggar’s banquet.
Además, hay que decir que este álbum también significó una reivindicación luego del fracaso discográfico y artístico que había sido Their Satanic Majesties, un álbum que intentó emular la psicodelia reinante de la época, especialmente del reciente Sargent Pepper de los Beatles, y del que solo se salvan “She’s a Rainbow” y “Two thousand man”. Lo demás es prácticamente inaudible y para el olvido.
Los Rolling Stones son una banda cuya verdadera esencia siempre se destacó más en vivo que en sus discos. Tuvieron que esperar hasta 1963 para componer sus primeras canciones. De hecho, Andrew Loog Oldham tuvo que encerrar a Mick Jagger y a Keith Richards en la cocina de su casa para que compusieran su primer canción (“As tears go by”) y naciera esa dupla compositiva que aunque era buena, nunca pudo igualar la genialidad del tándem Lennon/McCartney. Cuenta la historia que cuando vieron la facilidad con que los dos Beatles terminaban de componer “I wanna be your man”, uno de los primeros simples que grabaron los Stones, Jagger y Richards quedaron sorprendidos por la facilidad con la que creaban sus canciones.
Volviendo a Beggar’s banquet, los pilares de este disco son “Sympathy for the devil”, la canción que abre el disco, y “Street fight man”. Son los dos temas más potentes, donde la furia stone, la irreverencia, y ese tinte diabólico que Oldham intentó imprimirles desde sus comienzos, mejor se desenvuelve. El primero abre con el sonido de percusión y la guitarra erizada de Keith. En él Jagger se llama a si mismo Lucifer y finaliza gritando de manera diabólica entre el solo de guitarra y los coros monótonos. Algunos la conocen mejor como la cortina de Peter Capussotto y sus videos. “Street fight man” no tiene la fuerza que se le conoce a su versión en vivo. Empieza con el riff de acordes abiertos de Keith (técnica usada en exceso por el hombre con aspecto de pirata e imitada por cuanta banda de rock’n roll existe) y luego se suma Mick en una lírica super roquera que copiaron hasta el hartazgo Pity Alvarez y compañía: “Pero que puede hacer un pobre chico aparte de cantar en una banda de rock’n roll”. Esta canción fue censurada por las emisoras radiales de Estados Unidos por considerarla subversiva (una de las estrofas dice: “Di mi nombre que es un llamado al disturbio/rugiré y gritaré/mataré al rey/insultare a todos sus sirvientes”). Sobre esto dijo Keith Richards: “Es estúpido que puedas desencadenar una revolución violenta con un disco. Como me gustaría”.
Entre las demás canciones, que no desentonan con el buen nivel del disco, tenemos algunos blues clásicos como “No expectations” y “Jigsaw puzzle”. El primero es una historia de desamor que mantiene la nostalgia del blues en la letra tanto como en su ritmo cansino. La guitarra slide de Brian Jones, una de sus especialidades, es uno de sus grandes aportes al disco, el último que grabaría antes de ser apartado por su inestabilidad emocional y sus problemas etílicos y con las drogas, y que muriera ahogado en su pileta. “Jigsaw puzzle” tiene una letra con un gran aire dylanesco. La historia es completamente delirante, hay soldados, una banda que podrían ser los mismos Rolling Stones y una reina que mata a veinte mil ancianas. Hay otro puñado de canciones en un estilo country antiguo como “Dear Doctor” y “Factory girl”. El mismo Jagger reconoció luego que no eran grandes amantes de la música country, ni grandes conocedores del estilo. Sin embargo, “Factory girl” es una de las grandes gemas de la profusa historia del quinteto inglés (cuarteto desde que Bill Wyman dejó el grupo en 1993). Es una hermosa historia de (des)amor con un costado irónico. Acompañado por una guitarra acústica, una mandolina y un violín, Jagger canta sobre la espera a una chica que no es precisamente una diosa del Olimpo, ni siquiera una rolinga tetona, sino una chica de rodillas gordas, ruleros y que se emborracha los viernes a la noche, una “factory girl”.
“Parchute woman” y “Stray cat blues” representan un estilo de blues mucho más eléctrico cuyo origen está en el Chicago de los años 50’, una de las músicas preferidas de los Stones y que se acerca más al estilo que practicaban en sus orígenes. Son las dos canciones más sexuales del disco y tienen algunos pasajes casi pornográficos para la época: “Espero que tu madre no sepa que muerdes aquí”. Y hasta hay un ofrecimiento de concretar un trío en “Stray cat blues”. Esto supone un gran avance desde el “I want to hold your hand” de los Beatles (vieron, en algunas cosas los superaron). “Prodigal son” es uno de los puntos más bajos del disco, no solo porque desentona con la genialidad de las demás canciones, sino porque es un plagio de un tema del bluesero de Memphis, el Reverendo Robert Wilkins. Los Rollins Stones lo acreditaron a nombre de Jagger/Richards y esto les significó luego un problema por robo.
La canción que cierra el álbum es “Salt of the Earth”. Si bien la letra altruista no tiene tanta relación con el espíritu más diabólico, satírico e irreverente del resto de la lista, es un hito del cancionero Stone. Empieza con una guitarra acústica suave que va cobrando fuerza cuando entran la voz y el piano. Es un himno a la persona que trabaja, a los “humildes de nacimiento”, al soldado raso… ¡sólo les faltaba nombrar a los cabecitas negras y estábamos listos! El puente que antecede al estribillo es la mejor parte y le quita demagogia al himno: “Y cuando registro una multitud sin rostro/una masa arremolinada gris, negro y blanco/no se ven reales para mí/de hecho se ven extraños”.
En fin, Beggar's banquet es uno de los mejores discos de los Rolling Stones y vale la pena escucharlo. Especialmente si uno se encuentra en un baño mugriento tratando de hayarle sentido a la vida mientras lee los graffitis de la puerta (no quiero ponerme más escatológico). Eso sí, si llega a encontrarse uno que diga “aguante los Rolling Stones”, táchelo y ponga: “aguante los Beatles”.

5 comentarios:

el nuevo dijo...

Buenísimo, y te re banco con Los Beatles, no hay anda que los supere. Nada

Ramón dijo...

En los baños públicos nunca hay papel asi que el fotografo un pelotudo...
Igual muy buena la reseña

Adieu

valeria dijo...

En el baño de mujeres de mi facu: “Freud sos mi Dios”. (Patético!)
Debo admitir que no escuché ese disco, en realidad: debo admitir que de los Rolling solo escuché un par de canciones sueltas, supongo que las más conocidas. Y esto se debe a prejuicios de mi adolescencia impuestos por mi compañero de banco que me decía que escuche los Ramones y recién hoy comprendo que los Rolling no tienen nada que ver con los grupitos rolingas nacionales de hoy en día, que no me gustan para nada. Así que Manu me convenciste, voy a escuchar el disco, tu reseña fue genial y divertida, especialmente al final cuando citaste las comparaciones con los Beatles, supremos e inalcanzables.
Muchas gracias por los comentarios que me dejaste en las dos últimas entradas, siempre es un gusto leerte.
Un abrazo y pronto tendrás más noticias mías.

Marianne Faithfull dijo...

Es cierto que los Beatles eran mas geniales q los Stones, sin dudas. Una vez Lennon declaro q los Stones "copiaban" cada paso de los beatles, q Satanic Majesties es Pepper, que We Love You es All You Need is Love.
Como sea, desde mi optica toda la etapa Mick Taylor es simplemente genial, sin nada que poner ni agregar a los 5 discos q sacaron con esa formacion. Hubiera sido interesante ver q sacaban los beatles en esos años de haber continuado unos años mas.
Mas alla de eso, pareciera q con este disco (Beggars Banquet) comienan a encontrar un sonido, y una identidad que daria inicio a una serie de discos impresionantes.... Let it Bleed, Sticky Fingers, Exile, Goats Head Soup, It's Only RnR y Black and Blue (ya sin Taylor) ocupan el lugar de privilegio en mi discoteca.
Lo que vino despues, es otra historia que ya no reviste ningun interes para mi...

Saludos, interesnate blog

JD dijo...

Manu.. que largos estas haciendo los posts!!!! jajaa o.. no sos vos sino la fiaca que me da leer posts extensos.