No hay ninguna cosa que nos ayude más a entender la vida que una road movie. Todas las cuestiones que nos preocupan aparecen, por lo general, condensadas en estas películas. A tal punto que la vida misma nos parece una fucking road movie. El lector distraído se pregunta qué mierda es una “road movie”. No hay que saber mucho de cine para averiguarlo. Solo un poco de inglés, o ni siquiera. Un viaje, que puede ser en auto, en moto, a dedo o autostop, solo o acompañado, triste o contento, donde el personaje en cuestión busca algo. Aunque a veces ni siquiera él sepa lo que busca. ¿No se parece esto demasiado a la vida?
Wendy and Lucy (2008) a simple vista parece ser solo una película más sobre el amor, especialmente si te enteras que uno de los personajes que aparecen en el título es un perro. Ahí las amas de casa desesperadas se vuelven locas creyendo que van a encontrarse con otra película para disfrutar en familia o gastar decenas de paquetes de carilina. Afortunadas sean las que se crucen antes con un empleado de videoclub que las guie en su elección. Desgraciadamente Blockbuster se fundió y la gente ya no alquila películas, así que eso no va a pasar. Pero tranquilos, no se trata de otro film sin escrúpulos en hacerte llorar cayendo en golpes bajos como Marley y yo (que no es una película sobre el porro). Tampoco es una película triple x sobre lesbianas, si usted es un depravado sexual. Pero vamos desde el principio. Comienza con diferentes planos de un tren de carga. Nada como un tren para traer de vuelta todos aquellos recuerdos escondidos en nuestra memoria, con el ruido de los vagones como soundtrack (¡si el maldito conductor no se queda dormido o se emborracha y se olvida de mirar los semáforos!). Ahí aparece Wendy, interpretada por la actriz Michelle Williams, que camina por el bosque con su perro Lucy. Tiene aspecto varonil, pelo corto, poca propensión a bañarse, habla poco, le da besos a su perro en la boca. Aunque tiene algo que hace que el espectador se enamore de ella enseguida. Tal vez su tristeza, su desolación. ¿Por qué las minas que están tristes siempre están buenas? Tengo una duda: si de repente son felices, ¿dejan de estar buenas? No sabemos mucho más sobre esta chica. Viaja en un auto, va hacia Alaska porque parece que allá hay bastante trabajo, tiene una hermana que no la quiere mucho que cuando la llama se aterra pensando que su intención es pedirle plata. El director, Kelly Reichardt, no esconde su avaricia para otorgarle información al espectador. Esta nos es entregada en cuotas, como si el director fuera un banco en bancarrota que decidió instaurar otra vez el corralito. Como Wendy no tiene un mango (sabemos que se le fueron 500 dólares en gasolina porque lo anota en una libreta), acostumbra a dormir en su auto. Ya dijimos que no se baña. Cada tanto se cambia y se lava los dientes en una estación de servicio. Mientras duerme en un estacionamiento en un pueblo que parece ser la metáfora misma de la desolación es despertada por un viejo que resulta ser el guardia del estacionamiento. Dice que ahí no se puede estacionar. La pobre chica, sin estar del todo despierta aún, intenta encender el auto para moverlo y seguir durmiendo. Pero el auto no prende. Ahí es donde comienzan a pasarle a Wendy una serie de cosas que van a conspirar para que no pueda alcanzar lo que busca. Primero va a ser descubierta en un supermercado robando comida para perro y enviada a la comisaría, cuando vuelva se va a encontrar con que su perro ya no está en el lugar donde lo había dejado atado, luego el mecánico le va a decir que el arreglo del auto vale lo que un auto nuevo. Mientras la vida de Wendy se va al carajo nos preguntamos si verdaderamente estamos ante la presencia de una road movie. Es verdad que el personaje no se desplaza de un lugar a otro durante la película. Aunque ya sabemos que viene viajando desde muy lejos, desde Indiana más precisamente, y que lo que busca está en Alaska. Si es solamente trabajo lo que busca, cosa que no creo. Pero no necesitamos de miles de kilómetros de paisaje, ver montañas, desierto y estaciones de servicio, para que un film se convierta en una road movie. Lo esencial de este tipo de películas no está en el desplazamiento físico, sino en la búsqueda interior que conlleva el mismo. En Stand by me (1986), un clásico dentro de este género, el grupo de chicos que viaja a través de las vías del tren no busca un cadáver, buscan pasar de la niñez a la adolescencia. Fuman, hablan de mujeres, cuentan historias, se pelean, evitan ser atropellados por un tren. El desplazamiento es circunstancial. La búsqueda no. Que Wendy permanezca atrapada en ese pueblo no significa que su búsqueda termine. Wendy busca a su perro. Wendy busca irse lejos. Wendy busca trabajo. Busca escapar de su familia. Busca dinero para seguir viajando. Busca ayuda. Está claro que no encuentra nada de eso. ¿No es en esto todavía más parecido a la vida?
La última vez que viajé tuve una gran desilusión al promediar el final del viaje. Mientras iba mirando como el paisaje mutaba detrás de la ventana del colectivo, donde apoyaba mi cabeza, me di cuenta que no había encontrado nada. Había viajado miles de kilómetros y la incertidumbre sobre la vida que me invadía era tan grande como cuando había comenzado el viaje. Algo así sentimos mientras vemos como los pocos sueños que le quedaban a Wendy se desvanecen. Y la vemos subirse a un tren, continuar con su camino y seguir buscando. Se los dije, la vida cabe dentro de una road movie.
Wendy and Lucy (2008) a simple vista parece ser solo una película más sobre el amor, especialmente si te enteras que uno de los personajes que aparecen en el título es un perro. Ahí las amas de casa desesperadas se vuelven locas creyendo que van a encontrarse con otra película para disfrutar en familia o gastar decenas de paquetes de carilina. Afortunadas sean las que se crucen antes con un empleado de videoclub que las guie en su elección. Desgraciadamente Blockbuster se fundió y la gente ya no alquila películas, así que eso no va a pasar. Pero tranquilos, no se trata de otro film sin escrúpulos en hacerte llorar cayendo en golpes bajos como Marley y yo (que no es una película sobre el porro). Tampoco es una película triple x sobre lesbianas, si usted es un depravado sexual. Pero vamos desde el principio. Comienza con diferentes planos de un tren de carga. Nada como un tren para traer de vuelta todos aquellos recuerdos escondidos en nuestra memoria, con el ruido de los vagones como soundtrack (¡si el maldito conductor no se queda dormido o se emborracha y se olvida de mirar los semáforos!). Ahí aparece Wendy, interpretada por la actriz Michelle Williams, que camina por el bosque con su perro Lucy. Tiene aspecto varonil, pelo corto, poca propensión a bañarse, habla poco, le da besos a su perro en la boca. Aunque tiene algo que hace que el espectador se enamore de ella enseguida. Tal vez su tristeza, su desolación. ¿Por qué las minas que están tristes siempre están buenas? Tengo una duda: si de repente son felices, ¿dejan de estar buenas? No sabemos mucho más sobre esta chica. Viaja en un auto, va hacia Alaska porque parece que allá hay bastante trabajo, tiene una hermana que no la quiere mucho que cuando la llama se aterra pensando que su intención es pedirle plata. El director, Kelly Reichardt, no esconde su avaricia para otorgarle información al espectador. Esta nos es entregada en cuotas, como si el director fuera un banco en bancarrota que decidió instaurar otra vez el corralito. Como Wendy no tiene un mango (sabemos que se le fueron 500 dólares en gasolina porque lo anota en una libreta), acostumbra a dormir en su auto. Ya dijimos que no se baña. Cada tanto se cambia y se lava los dientes en una estación de servicio. Mientras duerme en un estacionamiento en un pueblo que parece ser la metáfora misma de la desolación es despertada por un viejo que resulta ser el guardia del estacionamiento. Dice que ahí no se puede estacionar. La pobre chica, sin estar del todo despierta aún, intenta encender el auto para moverlo y seguir durmiendo. Pero el auto no prende. Ahí es donde comienzan a pasarle a Wendy una serie de cosas que van a conspirar para que no pueda alcanzar lo que busca. Primero va a ser descubierta en un supermercado robando comida para perro y enviada a la comisaría, cuando vuelva se va a encontrar con que su perro ya no está en el lugar donde lo había dejado atado, luego el mecánico le va a decir que el arreglo del auto vale lo que un auto nuevo. Mientras la vida de Wendy se va al carajo nos preguntamos si verdaderamente estamos ante la presencia de una road movie. Es verdad que el personaje no se desplaza de un lugar a otro durante la película. Aunque ya sabemos que viene viajando desde muy lejos, desde Indiana más precisamente, y que lo que busca está en Alaska. Si es solamente trabajo lo que busca, cosa que no creo. Pero no necesitamos de miles de kilómetros de paisaje, ver montañas, desierto y estaciones de servicio, para que un film se convierta en una road movie. Lo esencial de este tipo de películas no está en el desplazamiento físico, sino en la búsqueda interior que conlleva el mismo. En Stand by me (1986), un clásico dentro de este género, el grupo de chicos que viaja a través de las vías del tren no busca un cadáver, buscan pasar de la niñez a la adolescencia. Fuman, hablan de mujeres, cuentan historias, se pelean, evitan ser atropellados por un tren. El desplazamiento es circunstancial. La búsqueda no. Que Wendy permanezca atrapada en ese pueblo no significa que su búsqueda termine. Wendy busca a su perro. Wendy busca irse lejos. Wendy busca trabajo. Busca escapar de su familia. Busca dinero para seguir viajando. Busca ayuda. Está claro que no encuentra nada de eso. ¿No es en esto todavía más parecido a la vida?
La última vez que viajé tuve una gran desilusión al promediar el final del viaje. Mientras iba mirando como el paisaje mutaba detrás de la ventana del colectivo, donde apoyaba mi cabeza, me di cuenta que no había encontrado nada. Había viajado miles de kilómetros y la incertidumbre sobre la vida que me invadía era tan grande como cuando había comenzado el viaje. Algo así sentimos mientras vemos como los pocos sueños que le quedaban a Wendy se desvanecen. Y la vemos subirse a un tren, continuar con su camino y seguir buscando. Se los dije, la vida cabe dentro de una road movie.
9 comentarios:
Y ahora se estrena la adaptación de Walter Salles de On the Road de Kerouac, que es acaso el primer road libro, porque antes no había road (pensar que en inglés road es carretera y antes de la acuñación del término no había pavimento). Con un amigo nos rompíamos la cabeza pensando quíen sería el kerouac del cine. <habrá que esperarla.
Muy loco el concepto de road movie.. en la que no se mueven!! nace un nueva clasificacion de peliculas en block buster?? lastima que se fundieron (para cuando un post melanco melanco sobre blockbuster y musimundo?).
En fin me dieron ganas de ver la peli, al menos de descargarla y tenerla ahi para.. un sabado a la tarde? (busco el horario menos depre posible) mataria q pongas el link.
Te recomiendo las pelis de los hermanos Dardenne, mas que nada "Roseta" y "El Hijo". Y ya que estamos en la tierra de las baguettes (sí, Francia) te recomiendo El empleo del tiempo, magistral pelicula de Laurent Cantent sobre un hombre que deja el trabajo y se enfrenta a... a muchas cosas entre ellas el tiempo y a la duda de si ese tiempo es nuestro o es de otros. En fin a que hacer cuando tenemos la posiblidad de viajar. (graciosamente a esa peli la vi en el Urquiza viajando a Cordoba).
Abrazt.
PD: un tema tuyo tiene la letra "No te necesito mas" ?? hoy me levanté con esa melodía en la cabeza.
JD: me veo obligado a escribir un post dedicado a usted. Toda esta cuestion de blockbuster y musimundo que, por cierto, los vamos a extrañar muchisimo, me hizo recordar a un capitulo de Seinfeld en que Elaine alquila peliculas en un videoclub y hay secciones segun cada vendedor y ella se enamora platonicamente del misterioso vendedor que elige las peliculas de esa seccion.
Habria que repantearse despues de este post cual es la verdadera esencia de las road movie. Espero haber contribuido mi grano de arena, algo que los criticos de cine deberian agradecerme sin duda. Gracias por sus recomendaciones, las vamos a tener en cuenta.
P.D: La cancion que cantabas en sueños de llama Game over y dice "no me dejas vivir en paz..."
Nacho: espero ansioso la pelicula de On the Road!!
Verdadera esencia.. el viaje espiritual emocional intelectual esta en muchas muchísimas películas algunas buenas otras mediocres, sus personajes cambian sus modos de pensar, rompen corazas emocionales, etc etc pero... NO son road movies. Los géneros se definien por carcteristicas externas a la "verdadera escencia" de la pelicula. En una de accion hay accion: persecuciones, tiros, ritmo acelerado, etc. Todos esos hechos definen el genero de la pelicula. Si en una pelicula no hay nada de eso pero su pareja protagonista discute todo el tiempo y va de acá para allá no podemos decir que es de acción. Otros generos le caben: drama, drama psicologico, thriller, etc. pero no acción. En entonces si en una película el personaje no transita una carretera y va de pueblo en pueblo (aunque sea de uno a otro) no es una road movie. El viaje tiene que ser físico, no sólo emocional.
Los géneros son importantes.
Sino La Misión sería una Road Movie,
porque no te haces un blog o miras la pelicula?
igual esta buenisimo lo que decis, eh
No leí el post entero porque me está llamando Freud y porque cuando leí: "Nada como un tren para traer de vuelta todos aquellos recuerdos escondidos en nuestra memoria, con el ruido de los vagones como soundtrack", la busqué y la puse a descargar :)
Así que después te cuento...
...así que acá estoy contándote, que la acabo de terminar de ver, que me dejó una extraña sensación de angustia, que la terminé de ver y mientras sonaba la canción de los créditos me acurruqué en la cama y tuve ganas de llorar (aún las tengo), pero debe ser el día, que es demasiado gris. Wendy and Lucy es, como escribia recién, una interrogación constante, un signo de pregunta que, a diferencia de Into The Wild, queda completamente abierto al final y este signo nos interpela con toda su fuerza, si es que aprendimos a verla sin esperar demasiado, porque no es una película demasiado pretensiosa, uno quizás, sabiendo que es una road-movie, esperaría, más "desplazamiento", y en lugar de eso...se encuentra formulándose unas cuántas preguntas inquietantes sobre razones de la vida misma, razones un tanto bastante oscuras...que nos dejan, como decía, ese sabor amargo en la boca. La verdad es que, me gustó, me gustó mucho. No la volvería a ver, pero sí volvería a seguir pensando sobre ella...
Gracias por traerla hacia mi, indirectamente :)
Rescato, por encima de todo, una gran frase de tus palabras:
"Lo esencial de este tipo de películas no está en el desplazamiento físico, sino en la búsqueda interior que conlleva el mismo."
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