miércoles, 14 de octubre de 2009

¿Waiting for the Mundial?

Hoy no es un día cualquiera para el hincha de fútbol argentino. El partido con Uruguay parece poner muchas más cosas en juego que la clasificación al Mundial de Sudáfrica. El hombre que festeja los goles de palomita esta vez realmente corre el peligro de morir y no volver a resucitar. Y no me refiero a la persona, al hijo de Doña Tota y Don Diego, al que nació en Villa Fiorito (aunque esto también tenga que ver con la configuración del ídolo), sino al personaje, a la figura erigida en Dios y que hoy corre el riesgo de ser crucificado y de no volver a resucitar jamás. En una reciente nota en la revista Un caño Fabián Casas utiliza el término “gordismo” para explicar el fenómeno Maradona: “El gordismo es una forma de vida. Surge del fanatismo por Diego Maradona y se afianza y crece a medida que el protagonista central tiene vicisitudes que lo mantienen entre la vida y la muerte”. Es sabido que desde su asunción como DT de la Selección Argentina el ex Pibe de Oro no ha hecho más que poner en duda su idolatría partido a partido. Es decir, nadie va a cuestionar que haya sido el mejor futbolista de la historia, pero la idolatría de Maradona es algo que va mucho más allá de la pelota. Probablemente si Maradona no hubiera construido su vida a través de una cámara de televisión, siempre acompañado por un micrófono y un séquito de periodistas (llamémosles emisarios gordistas), sería recordado de la misma manera que ex futbolistas como Bochini, Alonso, Kempes. Tipos que fueron cracks en algún momento, que fueron ídolos de sus clubes y de la selección en algunos casos, pero que luego que se retiraron fueron olvidados y sólo reaparecen cada tanto para un homenaje o cuando hay que criticar a algún técnico (cuando los periodistas no se animan a criticar llaman a un ex futbolista para que diga lo que ellos no pueden decir). El caso de Maradona es distinto. “El gordismo es adicto a las cámaras, a los micrófonos. Lo que no sucede en la realidad virtual, no tiene peso ni merece ser vivido”. Maradona es un mito no sólo por lo que significó como jugador. El gordismo se alimenta de los malos momentos, sino recordemos: doping positivo por cocaína en 1991 cuando jugaba para el Napoli, 15 meses de suspensión; doping positivo en el Mundial de Estados Unidos por efedrina, es eliminado de la competencia ( “juro por mis hijas Dalma y Giannina que no me drogué”, “me cortaron las piernas”); en 2001 se retira del fútbol en un partido homenaje en la cancha de Boca (“yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”); en 2005 es internado y casi se muere, luego aparece en el programa de Susana Giménez y en el de Tinelli con más de cien kilos (aquí no puede rescatarse ninguna frase ya que no podía articular dos palabras seguidas); en 2006 se hace un by pass gástrico en Colombia y vuelve a primera escena con un programa de televisión llamado “La noche del diez”. Podríamos agregarle a esta historia de película (mucho más taquillera que la mencionada hasta el hartazgo vida de película de Palermo) una posible eliminación de la carrera hacia el Mundial, con o sin repechaje, y me es difícil afirmar si el público lo seguiría acompañando.

En este contexto la selección argentina juega pésimo y resulta imposible imaginar una victoria frente al equipo charrúa. Amistosos inexplicables como los que se jugaron ante Panamá y Gahna, sólo ahora encuentran explicación ya que podrían haber servido como simulacro de repechaje frente a selecciones de bajo nivel. Pedirle a la selección que juegue bien, sabemos, es un oxímoron, algo así como pedirle a Riquelme que se ría cuando juega al fútbol, pedirle al Ogro Fabbiani que corra, o pedirle a Messi que esquive a los jugadores uruguayos como si fueran defensores de Getafe (o que cante el himno). Ante este panorama sólo nos queda ver qué pasa, seguir creyendo en los milagros y wait for the Mundial. ¡Ojalá!

2 comentarios:

El anacoreta dijo...

Aclaración: para los que nunca leyeron a Fabián Casas, "Waiting for the mundial" es un capítulo del libro "Ensayos bonsai". En el poeta de Boedo (Casas) escribe para el blog Mal elemento, una serie de notas sobre el mundial 2006. De ahi viene el curro del título.

Gracias

Nacho dijo...

El post está buenísimo, me gustó mucho.
Un abrazo grande,
NACHO