No soy flogger

En un lugar del conurbano bonaerense, cuyo nombre no quiero citar (por razones de seguridad), no hace mucho tiempo vivía... yo. Para el que no me conoce, soy flaco aunque no muy aficionado a las armas, y no ando en un rocín galgo corredor sino en un Renault 19 que anda por sus últimas batallas.
Es conocido que, quien escribe, los ratos que estaba ocioso -que eran los más del año -se daba a mirar televisión. Pese a que suele sentir un pequeño remordimiento en esas situaciones ya que su condición de escritor no tolera tanto programa de chimentos o bailes del caño, aunque nada reniega del ocio.
Esa vez estaba mirando el programa de Susana Gimenez. La popular conductora de TV tenía sentados en su tan codiciado sillón a algunas "tribus urbanas": había "emos", "floggers" y otros que no me acuerdo como se llaman... unos que son una suerte de mezcla entre Sandro y Pappo en sus tiempos de Riff...
Uno de los invitados al programa, un "flogger", le contaba a la curiosa conductora como son los integrantes de esa tribu. Entre otras cosas, esta gente debía ostentar un blog. De golpe, quien escribe, sintió una duda existencial. ¿Soy flogger?, se preguntó. Ya que su hermano, quien es ducho en el arte de la computación y el internet, estaba junto a él, le preguntó: ¿Soy flogger?
Para suerte suya su hermano le respondió que no, que los floggers son una comunidad que sube fotos a su propio portal en internet para intercambiarlas con sus amigos (o hacerse nuevos amigos) y que él solo era un escritor fracasado que escribe boludeces en internet que nadie lee y que está más lejos de hacerse amigos así que Cleto Cobos de amigarse con la presidenta.
Había otra tribu, los "emos", una especie de romaticistas del siglo XXI, que decían querer expresar la angustia y el vacío existencial de este mundo pintandosé la cara, vistiéndose de negro y cortándose las venas cuando pinta.
Ya seguro de no ser flogger, quien escribe se preguntó: ¿no seré un emo? Oh...