
Así y todo, hay que decirlo, Kill Gil es un gran disco. Desde Say no more (1996) que Charly no sacaba un disco tan bueno. Desde La hija de la lágrima (1994) que no conseguía un sonido tan limpio, pese al caos en que se engendró el disco. Ahí hay que darle cierto mérito a Oldham. Hacía mucho que Charly no hacía un disco donde los instrumentos se escucharan con tanta claridad, donde no se excediera en sobregrabaciones, donde las voces estuvieran en primer plano, donde imperara cierto orden entre el caos del concepto Say no more que, gracias a Dios, la internación no logró sepultar. También, Kill Gil es uno de los discos más rockeros del bigote bicolor. Las guitarras eléctricas se destacan por sobre los teclados y abundan los riffs en temas como “Break it up”.
Kill Gil es un disco conceptual, más allá de la historia que entrelaza las canciones (alguien que decide poner una bomba en Nueva York y manda mensajes a sus familiares a través de canciones para que se salven), un recurso que García ya ha utilizado en otros discos como La hija de la lágrima y Sinfonías para adolecentes (2000). El hilo conductor del disco, más que la historia (que casi siempre hay que explicarla para que se entienda), parece ser una sensación de desolación y desesperanza que da miedo. El estribillo de “No importa”, canción que abre el disco, con un gran espíritu rockero (“no importa la revolución/no importa Chopin/no importa lo que digas vos…”) y un alto contenido foucaultiano, es poco esperanzador en cuanto a la situación actual del mundo: “el mundo es un patio de prisión/¿a dónde quieres ir?”. García siempre tuvo una mirada aguda para comunicarnos que era lo que estaba pasando en el mundo. Desde el canto rebelde juvenil de Sui Generis, la crítica a la grasada en Serú, el cambio de paradigma de los 80s (“él se cansó de hacer canciones de protesta y se vendió a Fiorucci), etcétera. En la era de la gilada Charly sigue siendo un gran cronista de nuestros tiempos.
Hay algunas canciones, como “Transformación”, que pertenecen a discos anteriores (el olvidado Seru 92’) o son de otros artistas, como la maravillosa versión de “Watching the wheels” de Lennon, pero que en este contexto se resignifican completamente. “Transformación” debe ser la canción más sufrida del rock nacional, no se me ocurre otra canción que encierre tanto dolor, desesperanza y una dosis tan alta de incomprensión: “cada vez que quieras disfrazar/todos esos disfraces abrirán tu piel/y cuando estés cansado de sangrar/verás que ya no hay nada que ganar”. Si pensamos en la situación en que se encontraba García en el momento en el que grabó esta canción, frases como “no insistan en ponerme cerraduras” o “cuando quiero salir no me importa morir” se llenan de significado. Un tipo que es sacado de un hotel atado a una camilla diría eso, claramente. De la misma manera, el mensaje que quería dar Lennon al escribir “Watching the wheels” se resignifica completamente en esta versión. Lennon estaba loco porque no grababa más discos y quería estar con su familia (“cuando digo que estoy bien/ellos me miran sin entender”), Charly en cambio viene a ser un incomprendido por la sociedad. Si leemos entrevistas de esa época nos encontramos con un García en la ruina que pide a gritos ayuda, hasta dice que alguien debería pagarle un millón de pesos por ser Charly García.
Kill Gil tiene, además, hits pegajosos como “Los fantasmas”, canciones de (des)amor como “King Kong” (“cuando el amor se va/no lo esperes”), un rock n’roll como “In the city that never sleeps” que parece compuesto por Mick Jagger y Keith Richards, temas para quedarse despiertos toda la noche como “Pastillas”, la participación estelar de Palito Ortega en “Corazón de hormigón” que aparece en el disco como una señal de esperanza (¡ablanda tu corazón!). Y no faltan las segundas, ¡y hasta terceras!, versiones, como “Telepáticamente” y “Happy and real”, aunque la genialidad de las interpretaciones justifican dichas inclusiones en el disco.
“Te voy a dar un colchón/con ruedas y un planeador/para que puedas ver/toda tu vida desde acá”. Charly García siempre ha tenido la habilidad de musicalizar los mejores momentos de nuestras vidas y hacer que sus canciones funcionen como anteojos a través de los cuales ver la realidad. Kill Gil no es la excepción. Charly nuevamente nos alcanza el auricular, y nos da un disco para mirar.
5 comentarios:
gran disco para escuchar en un viaje a mar del plata :p y buen post! se nota q charly está en los posters de tú cuarto.
prefiero tus post sobre artistas internacionales onda mgmt a jubilados en recuperacion despertando de un sueño rockstar vendiendo humo para comprar ansioliticos
jd, solamente tengo un poster en mi cuarto que es de Riquelme, algunas fotos de lennon, piazzola y cortazar tiradas por ahi. Deberias haber sido amig mio cuando tenia 14 años y la pared de micuarto era un colagge cubierto de las fotos mas inverosimiles...
anonimo, si no le interesa tiene el derecho de no leer
Muy buen disco, una ironia el titulo si uno la ubica en espacio y tiempo seria un consejo para el propio charly!
Saludos.
Muy buen blog
gracias pablo.
la verdad que si, es una ironia que el disco haya salido ahora con charly en este estado, en el cual parece inimaginable una presentacion del disco. De todos modos, el disco la rompe y todo lo demas chupa un huevo ¿no?
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